lunes, 13 de septiembre de 2010

Viaje a Noruega (parte III)

El segundo día de estancia en Bergen teníamos que madrugar para ir a la aeropuerto y recoger “mi” coche, me dieron un Alfa Romeo 159 Sport Wagon… lo bauticé como “el carraco” durante toda la estancia en tierras noruegas.

Que momentos, recorriendo las carreteras que bordeaban montañas separando verdes y frondosas vegetaciones de largos y anchos fiordos… unos paisajes increíbles e imposibles de igualar.

El primer día después de recoger “el carraco” fuimos a un fiordo cercano a Bergen.


Por el camino paramos en un sitio que vi, era como un pequeño muelle, lo vi de lejos y decidí parar un rato allí. Justo coincidió que había un panel informativo sobre una ruta de senderismo que tenía origen en esa zona y nos decidimos a hacer una variante de 3km ida y vuelta.

Cuando reservé el coche, pedí GPS para poder orientarnos y hacernos rutas interesantes bordeando fiordos y evitando perdernos…

A parte se agradecieron los “PI-PI-PI-Toniiii” cuando excedía en 7km/h la velocidad máxima permitida por la carretera. Esto se lo debo al GPS (PI-PI-PI) y a Carlos Hernández (Toniiii). Algunos me llaman “mecha-corta” pero los allí presentes saben que puse todo de mi parte… para evitar el suicidio colectivo.

Esa misma noche estuvimos de cena por el EGON, una cadena de restaurantes de la cual ya hablé en entradas anteriores, y luego, tras quitarme la “quechua”, fuimos de pubs. Gracias Llinares por tirar del carro!!! Yo no tenía fuerzas…

Entramos y nos hicimos tres rondas de birras entre Llinares, Dani y yo… que grande. Música de los 80 y Alejandro (Lady Gaga) era lo que se escuchaba. La zona de pubs de Bergen hacia que respirásemos un aire parecido al de la dársena del puerto de Valencia. Vale, no es lo mismo, es distinto pero tenía un sutil parecido.

Para que os hagáis una idea las tres cervezas Rignes costaban 127 coronas noruegas, casi unos 16€ la cerveza.

La gente sorprendentemente, al contrario de por la mañana donde todo es educación, respeto, … iban algunos que otros empujando para abrirse paso sin sentido alguno. Se podía ver a “zombies” (gente realmente pasada) de fiesta…

Ramón y yo fuimos testigos de cómo una rubia se abria paso hasta la barra a base de mover sus senos… fue una imagen complicada de igualar.

El segundo día de tener “el carraco” fuimos a Flam donde disfrutamos de una ruta en lancha rápida por dentro de un fiordo y donde yo…tuve los santos cojones de dormirme durante un minuto en la vuelta con la lancha rápida… Llinares me despertó rápidamente… flipando por la situación.

He de reconocer que aporté mucho para llegar a hora y coger la lancha rápida cuando media hora antes puse “el carraco” a 170km/h por dentro de un túnel de 12km de longitud cuando la velocidad máxima estaba establecida en 70km/h o quizás menos. Perdimos la cobertura y aproveché para deshagorme… pero es que el coche me lo pedía a gritos.

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