domingo, 15 de marzo de 2009

A las tres en el bar Orco

Hace mucho tiempo que no he tenido tiempo ni ganas de sentarme y narrar un relato de intrépidas aventuras de las que me suceden muy rara vez.

Al contrario de lo que comentaba el autor del blog klr20mg al crear este blog no pretendí ni se me pasó por la cabeza hacerme promesas en plan de “Escribir todas las semanas una entrada”, “No estar mucho tiempo sin poner un post”, etc…

El viernes día 6 de marzo la lié parda…volví a surgir de mis cenizas.

Se había propuesto por parte de un fiel compañero de curro y acompañante en alguna aventura la idea de irnos al bar Orco a comer y tomarnos unas frescas cervezas. Yo ya avisé que no tengo por qué ser siempre el pregonero (aunque reconozco que me encanta) de estas quedadas y que él mismo podía enviar un correo a la gente (gente selecta, como yo les llamo) para realizar la lista de los asistentes a tal acto.

En fin, los de siempre más uno nuevo: Oscar Morro, Vicent (el lobo, para que ocultarlo por más tiempo), Sergio (el traidor, por lo de nombrar otro bar en vano), Alberto, Marcos (el nuevo) y yo (el de siempre, el de casa…). Ahí me veis a mi…y a Vicent, a las tres en el bar Orco… con un hambre que me moría pues no como otros uno es un currante nato (está mal que yo lo diga pero es lo que hay) y esa mañana no había salido a almorzar y en consecuencia estaba que si hacía falta recurría al canibalismo para nutrirme.

Al llegar, lo de siempre, el amo del calabozo, el dueño del local le echó la bronca a Vicent por no llamar antes para avisar de nuestra visita y que así el hombre nos preparase una paellita como a él le gusta para deleitarnos. Pero nada…no sufra que hoy vamos de bocatas, le dije para calmarlo.

Pedimos una jarrita de zumo de cebada para ir cogiendo fuerzas pues la tarde prometía. Al minuto y medio llegaban los demás, tomaron asiento y nada…a pedir de tapeo y unos buenos bocadillos, por lo menos para mí que estaba desnutrido.

Estos cabrones aun sabiendo que nos íbamos de comilona a lo grande, se habían pegado el gran almuerzo en el Millares (ese bar que a Sergio no le causa el menor problema mencionar en el otro bar J Bel, el bar Orco) y nada… yo hambriento frente a los colegas que casi les salía el violín por la tráquea.

Por fin llegaron las bravas, tardaron y casi me metí en la cocina del bar para sacarlas yo mismo lleno de cólera y muerto de hambre tras haber visto el gesto de sorpresa de la dueña del local, la madre del orco, cuando le pregunté si ya llegaban las bravas…

Me nutrí gustosamente de esas tapitas de boquerones, calamares, las bravitas, etc…acompañado de mi violín mientras narrábamos los altibajos de mi juego futbolístico en el encuentro del día anterior y comentábamos de irnos a Madrid de visita en un futuro breve… en fin, tras tanto tiempo, por fin estábamos los colegas de siempre reunidos en conclave donde siempre. Estas cosas alegran a un buen aficionado de las birras y de la fiesta.

Tras la comidita, las jarritas y la charla con os colegas nos fuimos al Castillo a tomarnos unos quintos para seguir con la fiesta. Ahí, como siempre se realiza un filtrado de los mejores, las quemas aguantan el tirón y nos quedamos Vicent, Sergio y yo. Luego apareció Eduardo (Edu), un compañero de piso de Vicent y se comentó el tema de que él tenía una cena de ITM esa misma noche a la cual no titubee en apuntarme.

Pues nada, sugerí pasar sobre las 19:30 por el Millares para hacer la reserva. Allí nos fuimos pero para nuestra sorpresa el local estaba cerrado así que decidí marchar para mi casa y reaparecer para la cena, así descansaba un poco y recuperaba fuerzas para la noche.

A las 22:15 aparecí en el Millares, sí, como siempre haciendo tarde a los sitios. Al llegar tarde y prácticamente no esperar mi llegada mi senté en la otra punta de la mesa donde estaban Vicent, Sebas, edu y Javi, vamos…los que yo conocía…pero bueno… para mi suerte me senté enfrente de Raquel , unos amigos italianos y otra amiga de cuyo nombre no es que no quiera acordarme sino que no me acuerdo.

En la recta final de la cena conseguí sin proponérmelo un descuento por parte del co-propietario del local ya que tienen la gran promoción de “Si vienes con más de X amigos te descontamos X de la cena” y como voy al bar a comer como mínimo 2 días a la semana y otro a almorzar…ya casi me ve con ojos golosones.

Ahora tocaba “botellón en tarongers” al que, curiosamente, yo nunca había asistido. Pues eso, allí fuimos, había ron-cola para el botellón y como no se había contado con la presencia de tanta gente decidí no beber durante esa velada ya que no quería abusar de los anfitriones y tampoco me encandila mucho el ron-cola.

Tras hablar de la crisis, de las situaciones laborales, del encanto de Elche y sus paisanos… decidimos hacer camino hacía Pacha ya que el hermano de Sebas parece ser que, no sé muy bien como, tenía entradas para la discoteca. Pues nada, para allá que nos fuimos a quemar la noche, increíble, como aguanté hasta las 9:00 de la mañana, chapando Pacha y almorzando luego por la zona, hasta nos hicimos fotos en la cruz cubierta como unos jovenzuelos!!!

Pues hasta aquí puedo narrar… Bueno Edu decía algo de irnos a ver a una tal Jenny que por 20 pavos de hacia no se que de una limpieza de no sé qué…bueno…cosas suyas supongo. En fin, un viernes como hacía tiempo que no los tenía.