jueves, 16 de diciembre de 2010

El Llinarismo

Platero y tú era un grupo vasco capitaneado por Adolfo Cabrales, más conocido como Fito. A este grupo le pertenece una canción denominada “Ramón”, donde se narra la historia de su amigo Ramón… valga la redundancia.

Pues bien, yo tengo que contar (y espero que se me perdone si esto perjudica a alguien, que no creo…) la historia de mi amigo Ramón… bueno, solo quiero narrar una tarde-noche de un día muy especial para él, su 29 cumpleaños.

En este día se generó una nueva religión conocida como “El Llinarismo” y es que mi amigo Ramón terminó en muy buen estado teniendo en cuenta el comienzo.

Por la tarde nos juntamos unos cuantos colegas para echar unas timbas en mi casa, famosas por ser narradas en el blog de http://elmourinhodelasafor.wordpress.com/ y empecé a ofrecer cervecitas frescas a los invitados para que saciasen su sed, pues era por verano y el calor apretaba.

Ramón fue capaz de ingerir 7 latas de Voll-damm. Durante su sexta birra gritó algo así como “Jo només hem bufe en cassanya”….  mientras los demás lo veíamos asentado en el sofá con el mando de la play tocándonos la carita a algunos… (Me refiero a que nos estaba dando un repaso jugando al PRO).

En fin, al terminar la timba e intentar levantarse se fue hacia delante pero no pasó nada de nada, pues entre dos le sujetamos. "Pobre chaval", pensaba yo…. "Lo he emborrachado sin ninguna mala intención".

Cogimos el coche de nuestro amigo Raúl y, lentamente, fuimos de mi casa en calle Serpis a la plaza del Cedro, a escasos 10min a pie, pues nada, parece que no le sentó muy bien a Ramón. Al llegar al cedro, Ramón fue a un cajero a sacar dinero, bueno…aquel espectáculo no puedo narrarlo, soy incapaz. Menuda castaña llevaba.

Andábamos los cuatro colegas juntos por el cedro… cuando de repente Ramón se detuvo, intentó levantar el brazo derecho y dijo con voz bajita… “Ahí….”.

Yo me quedé por un instante perplejo observando sus movimientos…. y le pregunté si se refería a que quería que cenásemos ahí….y respondió, para mi sorpresa, lo siguiente: “Ahí…”…”Sí…”, de nuevo de forma sutil…pues casi no se le entendía.

Bueno, nos sentamos en la terracita y al minuto y medio Ramón se levantó sin mediar palabra alguna y desapareció ante mi mirada…. Volvió en breves instantes. Entonces le preguntamos si estaba bien y nos dijo, más o menos, que sí, que se encontraba bien.

Al rato, más o menos a los dos minutos siguientes, se levantó y se fue girando la esquina. Esta vez tardó más en volver. Al rato me levanté y fui a ver por donde se habría situado para echar la potada del siglo. Para mi sorpresa no tuve que buscarlo mucho, simplemente al girar la esquina, en mitad de la acera, allí estaba mi amigo Ramón, echándola. Sí, dejó fina la acera. Es más, unas horas mas tarde al pasar por el lugar de los hechos se quejó de que todavía no hubiesen limpiado la acera y es que Ramón es muy limpio.

Y ¿Por qué lo de “El Llinarismo”?

Pues porque….

Luego fuimos a otro garito cercano, situado en la misma plaza, a tomarnos unas cervecitas. Yo le había pedido al camarero de donde habíamos cenado que me envolviese un bocadillo para mi amigo Ramón que estaba afectado como para cenar en ese preciso instante. Le comenté a Ramón, tras salir del bar donde cenamos y donde se tiró una hora en el servicio, que sería buena idea que cenase para introducirse algo solido en el cuerpo.

Al rato, Ramón me hizo caso, cogió el sabroso bocadillo y se lo empezó a comer.

Después de las birras fuimos a la sala Wah-Wah. Allí le dije a Ramón que a cambio de la cena que me debía  me invitase a una copichuela (Ramón siempre salda sus deudas a base de bebidas alcohólicas), le dije “pídeme un whisky con naranja, ballantines, si eres tan amable” y le oí decir a la camarera “ponme un whisky ballantines con naranja y un gyntonic”, a lo que yo, perplejo por lo que había escuchado, me quedé mirando a Ramón y le pregunté si era verdad lo que había oído y si realmente se había pedido un gyntonic.

Me respondió, “Sí, ja estic bé”.

Así fue, increíble…pasó de estar nadando en un mar de Voll-damm a beberse dos o tres gyntonics a lo largo de la noche….increíble. De ahí nació “El Llinarismo”, pues Ramón se juntó con un grupo de discípulos, bebió, no de la sangre de Cristo pero bebió, echó tres veces la potada padre… y terminó resucitando…..y al tercer gyntonic se fue a casa dejando atrás un día para recordar.

Ese es mi amigo Ramón….