martes, 6 de julio de 2010

9 meses en un cortijo

La palabra cortijo viene del latín cohorticulum que procede de cohors = patio, corral.

Son edificios que se encuentran aislados en el campo, tan aislados como me encontré yo en una etapa pasada, aislado, sin comunicación con un grupo de gente como bien me había habituado anteriormente en otras etapas, como en la de la fábrica de algodón. Quizás me habitué demasiado, porque lo he echado de menos.

Yo solo, en una increíble hazaña de trabajo autónomo y decisiones autónomas. Se podría decir que tenía un encargado de hacerme ver la luz, un guía que parecía un delfín por su manera de comunicarse conmigo y de transmitir sus pensamientos sobre nuestras labores en el cortijo.

Al llegar, huyendo de aquella fábrica a aquel cortijo, creí que era un destino agradable, un cambio a mejor, un paso adelante, y ahora sé que sin duda me ha hecho madurar… Soy consciente que he salido del cortijo con más madurez y arduo en más batallas que las que ya llevaba acarreadas al huir de la fábrica.

De nuevo, promesas que no valen nada, palabras que se las lleva el viento, vendedores de humo se volvieron a cruzar en mi camino, esta vez en un camino que tenía como punto de origen una fábrica de algodón de la cual, ironías de la vida, salí a raíz de palabras que se las lleva el viento, de vendedores de humo.

No sé si soy creyente del karma, de que todas las acciones que llevamos a cabo nos repercuten mas tarde o pronto… pero a veces espero que así sea. Cuando pienso esto, hipócritamente, no pienso en mi, no pienso en mi bien sino en el mal para terceros. Esto no es correcto, no está bien, pero en esta etapa en el cortijo espero que si a los que allí habitan les tratarán como a perros, que es como tratan a “su gente”, no les vendría nada mal, pues no se merecen nada más.

No sé que me depara este cambio de aires, pero es algo que venía buscando, en silencio sí, pero es algo que venía buscando, sabía que aquel cortijo solo era una madriguera en el camino de huida de la fábrica y que me serviría de trampolín a “otros lares”.

Diría que hoy he comenzado algo pero eso sería mentir… hoy realmente he seguido mi camino, no quizás un camino que tenía a ciencia cierta y estaba seguro que era por el que quería o por el que terminaría andando… pero es el camino que, a día de hoy, voy a seguir porque a veces la vida nos va llevando por un camino en concreto y luego por otro. Empiezo a pensar que es posible que pocas veces tengamos la oportunidad de elegir un camino u otro.

Aquí dejo esta obra maestra de algo, que para mí solo son pensamientos que me acaban de invadir sentado delante de mi ordenador y que espero que los que me conozcan bien sepan de que estoy hablando, lean mas allá de las letras y cojan un mensaje que sirve para no agachar la cabeza ante las adversidades y seguir el camino que todos y cada uno de nosotros tenemos marcado y que somos capaces de modificarlo tanto como la misma vida nos puede hacer ir por otro.

Bienvenido a mi nueva etapa, bienvenido a la nueva fábrica.

1 comentario:

Raúl dijo...

No te preocupes tío, como dijeron los grandes filósofos a los que todos conocemos con el nombre de Mojinos escocios: "En un cortijo grande el que es tonto se muere de hambre"